Circula por redes un vídeo en el que se afirma que la vacuna de AstraZeneca tiene células MRC-5 de “un feto varón caucásico”. Pero el tratamiento no está basado en esas líneas celulares. Las células que se emplean en la elaboración de la vacuna son células derivadas (y no las originales) de un feto de un aborto legal, que se produjo en 1973. “No son células de un feto en sí mismas”, recuerdan los expertos.
Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación de Whatsapp (+34 627 28 08 15) por un vídeo sobre la vacuna experimental de la farmacéutica AstraZeneca y de la Universidad de Oxford, en el que una persona, que no se identifica, dice que el tratamiento está elaborado a partir de células de un feto que “fue abortado”.
“Esta vacuna COVID-19 que todos dicen que va a salvar al mundo contiene lo que definitivamente es el tejido pulmonar de un feto abortado varón y caucásico de 14 semanas”, se señala en el vídeo, que se difundió originalmente en inglés y que ahora circula por redes sociales traducido al español.
Pero es falso. Como ya explicamos en este artículo la realidad es que no se usan ni fetos ni embriones como tales en la creación de este tipo de medicamentos contra el coronavirus. Algunos tratamientos sí emplean células derivadas de fetos muy concretos de hace décadas y que, por tanto, no son en sí mismas células de esos fetos.
La Universidad de Oxford desmiente que la vacuna contenga células MRC-5
Al principio del vídeo, compuesto por una sucesión de imágenes narradas por una persona a la que no podemos ver y que no se identifica, se muestran unas fotografías de un supuesto envase del tratamiento de AstraZeneca, aún en fase experimental.
Aunque no podemos conocer si las instantáneas del envase son reales, ya que AstraZeneca no se ha pronunciado sobre ellas y en el vídeo no se indica la procedencia de las mismas, sabemos que la farmacéutica ha fabricado la vacuna para las pruebas en humanos, necesarias para comprobar la eficacia y seguridad del medicamento.
En el envase pone que el nombre de la vacuna es ChAdOx1 recombinante (aunque actualmente también se conoce por el nombre AZD1222). A partir de este dato, la persona del vídeo acude al repositorio de “prepublicaciones” científicas Research Square, que recoge documentos sobre ciencia que no han sido validados por científicos independientes al estudio, y muestra un pantallazo de un texto, en inglés, sobre la vacuna ChAdOx1. “Hago este vídeo para que aprendáis a indagar por vosotros mismos”, dice la persona que narra las imágenes.
En una parte de este texto sobre la vacuna aparece el término “MRC-5”, como destaca el autor del vídeo, quien, a continuación, busca el significado de MRC-5 en Wikipedia.
Según la web de Wikipedia, “MRC-5 es una línea de cultivo de células desarrollado originalmente a partir del tejido pulmonar de un feto varón caucásico abortado de 14 semanas de edad”, señala la persona del vídeo, quien concluye que en la vacuna de AstraZeneca se han utilizado “células de un feto abortado”.
No obstante, si bien es cierto que las células MRC-5 proceden de un feto abortado en la semana 14 por causas médicas en 1966, desde la propia farmacéutica han desmentido que este cultivo celular sea uno de los componentes de su vacuna.
Además, el texto en el que se basa el vídeo para justificar el supuesto uso de células de fetos en la elaboración de la vacuna se trata de un documento que no ha pasado ningún tipo de filtro o verificación antes de ser publicado en ResearchSquare. Tampoco podemos conocer en qué contexto se habla de las células MRC-5, ya que en ningún momento se indica cuál es el título del documento.
La vacuna de AstraZeneca, a partir de un adenovirus
Desde la Universidad de Oxford, aclaran a Newtral.es que en el desarrollo de la vacuna no se han empleado células MRC-5, pero sí se han utilizado líneas celulares HEK-293. “Las células originales fueron tomadas del riñón de un feto” abortado legalmente en Alemania en 1973. “No obstante, las células HEK 293 utilizadas hoy en día son clones de esas células originales, pero no son en sí mismas las células de los bebés abortados”, añaden.
Este 23 de noviembre la Universidad de Oxford ha anunciado en rueda de prensa que su vacuna experimental contra la COVID-19 tiene una eficacia media del 70% y puede llegar al 90% en función del régimen de dosis, según los resultados preliminares presentados por esta institución.
Actualmente, los científicos de Oxford y de AstraZeneca tienen en marcha un ensayo clínico en Reino Unido, Brasil y Sudáfrica, para estudiar la seguridad y eficacia de su tratamiento contra el coronavirus.
Su vacuna ChAdOx1 se basa en un adenovirus que causa infecciones en los simios, explica a Newtral.es el virólogo estadounidense de la Universidad de Cornell John P. Moore. De hecho, ChAdOx1 es la abreviatura de Adenovirus de Chimpancé Oxford 1 (Chimpanzee Adenovirus Oxford 1, en inglés), según indica la empresa de biotecnología Vaccitech, vinculada a la Universidad de Oxford.
Es decir, la tecnología de esta vacuna es bastante nueva y utiliza un vector viral —un virus leve— del resfriado de un primate no humano. A esta versión inofensiva del virus se le retira su capacidad para replicarse y se le inserta un trozo de ARN del SARS-CoV-2 con las instrucciones necesarias para fabricar no el coronavirus completo, sino una proteína suelta. Lo explicamos en detalle en este artículo.
Además de la vacuna de AstraZeneca, en los últimos días se han anunciado los resultados preliminares, no publicados en revistas científicas, sobre la eficacia de otros tres tratamientos experimentales (el de Moderna, el de Pfizer y la vacuna rusa Sputnik V), como puedes leer aquí. Cada vez se está más cerca de la aprobación de una cura contra la COVID-19 y las autoridades sanitarias han garantizado que los tratamientos pasarán todos los controles para garantizar su seguridad.
En conclusión, la vacuna de AstraZeneca no contiene células MRC-5, que proceden de un feto abortado en la semana 14 por causas médicas en 1966, como se dice en un vídeo viral. El tratamiento se ha elaborado a partir de otro tipo de células, las HEK-293, derivadas (y no las originales) de un feto de un aborto legal que se produjo en 1973.
Fuentes
Declaraciones del virólogo estadounidense John P. Moore.
Declaraciones a Newtral.es de la Universidad de Oxford
Anuncio de la Universidad de Oxford de la eficacia de su vacuna según datos preliminares