Por Gato Encerrado (Despacho 505)
La automedicación, es una práctica arraigada entre los nicaragüenses, pero el riesgo se multiplica frente al Covid-19. Te explicamos por qué.
La automedicación, es una práctica arraigada entre los nicaragüenses, pero el riesgo se multiplica frente al Covid-19. Te explicamos por qué las recetas que circulan en cadenas de mensajes podrían resultar perjudiciales para tu salud.
No hay pócima mágica, ni tratamiento casero que cure el Covi-19. Tampoco el esquema de tratamiento “con el que se curó el vecino” funcionará para todos. Decidir ganarle al coronavirus con recetas sugeridas por terceras personas es un error que, en el mejor de los escenarios, complicará el manejo del paciente cuando busque atención especializada. También está presente el riesgo de muerte. Es jugarse la vida.
La automedicación, es una práctica arraigada entre los nicaragüenses, pero el riesgo se multiplica frente al Covid-19. Lo más grave es que a medida que el virus se expande en Nicaragua, más personas toman la decisión de “prepararse” con insumos que van desde los elementales para evitar contagios, como mascarillas, alcohol en gel y guantes desechables, hasta medicinas supuestamente eficaces contra la enfermedad.
Es “alarmante” el aumento excesivo de la automedicación en el contexto de la pandemia, ha alertado el gremio médico.
En la última semana, cuando Nicaragua entró en la fase más crítica de la pandemia, las urgencias de hospitales públicos y privados se están saturando de pacientes que refieren haber desmejorado luego varios días de haber iniciado la enfermedad.
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“Presentan más complicaciones que los que llegaban previamente y la automedicación ha contribuido en ello, retrasando la búsqueda de atención oportuna”, alertó el Comité Científico Multidisciplinario.
Los especialistas recomiendan a la población que evite copiar y tomar recetas que se divulgan en las redes sociales, y que no sigan recomendaciones de “personas que viven de vender milagros” sin tener respaldo científico.
AUTOMEDICARSE PARA NO IR A UN HOSPITAL
El boom de la automedicación que registra Nicaragua obedece en parte a la turbia información sobre el Covid-19 que ofrecen las instituciones de Salud. También al descrédito en que han caído las autoridades en un afán por ocultar la gravedad de la pandemia, cuando la misma población vive en carne propia el impacto y abundan pruebas de una crisis sanitaria inédita, que causa pánico.
Uno de los mayores temores que tienen quienes presentan síntomas de Covid-19 es ingresar a un hospital público y no salir vivo, porque si antes en estos lugares faltaba lo básico, con la pandemia se carece de lo esencial: camas, UCI, equipos y hasta personal sanitario, ya que debido a la falta de protección se encuentra entre los más afectados.
Alrededor de 40 trabajadores de la salud, entre especialistas, técnicos y enfermeros han muerto sin que el Ministerio de Salud (Minsa) reconozca estos fallecimientos.
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El Minsa tampoco admite que en Nicaragua exista transmisión comunitaria como lo declaró la Organización Panamericana de la Salud, y rechaza la existencia de un aumento exponencial de muertes y contagios en el país.
En tanto, el monitoreo independiente del Observatorio Ciudadano que realizan expertos en la materia contabiliza más de 5,000 casos y 1,114 muertes. Las estadísticas oficiales solo reconocen 46 fallecimientos y 1,118 casos de Covid-19 en Nicaragua.
Tanto la OPS/OMS como los especialistas nicaragüenses alertan que junio es un mes crítico para la región latinoamericana, epicentro de la pandemia, y que superar esta etapa dependerá de la respuesta que los gobiernos hayan adoptado.
Pero Nicaragua destaca en esta crisis sanitaria global por la política temeraria que impone la administración de Daniel Ortega, pese a tener uno de los sistemas de salud más precarios del mundo. Costa Rica, por ejemplo, ha declarado a este país un vecino de riesgo y mandó a reforzar la vigilancia en el cordón fronterizo norte.
CUIDADO CON AUTOMEDICAR A LOS NIÑOS
La niñez es parte de los grupos más vulnerables a la automedicación. El doctor Fulgencio Báez, pediatra Oncólogo y miembro del Comité Científico Multidisciplinario, explica que a un infante enfermo no se le puede tratar como cuando se sigue una receta de cocina. No es estándar.
Independientemente de que existan medicamentos de venta libre y con dosis sugeridas por edades, como el acetaminofén, el doctor Báez no aconseja administrarlo a menores que presenten cuadros febriles y afecciones respiratorias.
Lo mismo ocurre con los antiinflamatorios como el Ibuprofeno y Naproxeno, ya que su administración debe ser determinada por un especialista. El abuso de este tipo de fármacos puede derivar en problemas renales.
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“En el caso de las aspirinas está proscrita en menores desde hace muchos años, se considera de alto riesgo y no la usamos en pediatría, porque hasta pueden causar la muerte”, advierte el médico.
La aspirina además podría afectar el estómago, ocasionar gastritis y úlceras o bien puede provocar que las plaquetas no cumplan su función de coagulación y causar una hemorragia, si se usa por un tiempo largo o dosis muy altas.
“El mismo acetaminofén o paracetamol si se usa en dosis superiores a la que corresponde el niño, puede provocar un daño hepático o un daño en el hígado”, apunta.
El experto advierte que si se automedica a un niño que presenta síntomas de Covid-19, se está desaprovechando un tiempo clave para realizar un diagnóstico oportuno y evitar que evolucione a un estado crítico.
Las “recetas milagrosas” tanto para niños como para adultos, muchas veces circulan en grupos de WhatsApp y de Facebook. El especialista enfatiza que no son efectivas y que confiar en estas puede exponer la salud de una persona.
Hacer gárgaras de limón o de bicarbonato no mata el Covid-19. Tomar dos aspirinas con dos limones cortados en cruz con todo y cáscara no cura esta enfermedad. Tampoco el té de eucalipto o jengibre con miel crea inmunidad al coronavirus, como lo sugieren numerosas cadenas en WhatsApp.
El especialista advirtió que los tratamientos naturales o complementarios también requieren de un manejo adecuado pues se corre el riesgo de sufrir intoxicación.
EL FACTOR MIEDO
La psicóloga clínica Andrea Pomares explica que el factor miedo aumenta práctica de la automedicación en un contexto de crisis sanitaria como la que se vive en Nicaragua.
“El nicaragüense se sobre informa sin tomar en cuenta que no todas las fuentes son seguras y confiables, por eso es que cualquiera arma una pócima, la comparte y el ciudadano por el miedo que existe, la sigue”, señala.
La experta recomienda informarse a través de fuentes fiables para mantener una visión objetiva de la realidad. Asimismo, considera necesario cultivar la salud mental, mediante una rutina que permita liberar la tensión, despejar la mente.
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En caso de presentar problemas de salud y sentir desconfianza de acudir a un hospital público, sugiere buscar la valoración de un médico para evitar automedicarse.
“Este problema de la automedicación no es de ahorita, es de siempre, por lo general, en cualquier pulpería de barrio te venden los medicamentos. Entonces, nos autosugestionamos y si nos empezamos a sentir mal, corremos a tomar el medicamento”, comenta.
MEDICAMENTOS AGOTADOS EN FARMACIAS
El ritmo de la pandemia y del miedo que provoca la automedicación se puede comprobar en las farmacias. La demanda va desde remedios tan comunes como el acetaminofén hasta anticoagulantes y antibióticos como la Azitromicina, este último hasta ha sido falsificado, según denuncias de laboratorios.
“Cuando esto inició lo demandado fue el alcohol, guantes y mascarillas, pero ahora los medicamentos son como pan caliente. Esto provocó que nuestros abastecedores nos vendieran los fármacos por ciertas cantidades, porque algunos se estaban agotando y me explicaban que tenían que abastecer a la mayor cantidad de sus clientes”, comentó Leonardo Ramos, dueño de una farmacia.
Explicó que algunos precios de ciertos medicamentos estaban subiendo su costo de manera exagerada y en las últimas semanas han venido regulándose.
