Circula en Instagram un video de un extracto de una entrevista realizada a Bill Gates por un canal de noticias de EE.UU. a partir del cual se intenta deslegitimar la seguridad de las vacunas contra la COVID-19. Sin embargo, esto es engañoso: aunque la nota con el creador de Microsoft efectivamente existió y si bien es verdadero que las vacunas pueden ocasionar algunos efectos adversos a los que el empresario hace referencia a partir de la evidencia disponible, los beneficios conocidos y potenciales de las vacunas contra el coronavirus superan los riesgos.
El video publicado en Instagram cuenta con más de 13 mil reproducciones, según los datos aportados por la red social.
Los efectos adversos y autorización de emergencia
Las declaraciones de Bill Gates que refieren a los posibles efectos adversos de la vacuna de Moderna, desarrollada en los Estados Unidos, surgen tras la pregunta de la periodista: “Después de la segunda dosis, el 80% de los participantes (del ensayo clínico) experimentaron efectos adversos sistémicos, que van desde escalofríos severos a fiebre. ¿Son seguras estas vacunas?”.
En su respuesta, Gates sostiene que “la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), sin ser presionada, va a analizar eso. La FDA es el estándar de excelencia de los reguladores del mundo, y si toman una decisión es muy apropiada”. Y agrega que, según lo reportado, “los efectos adversos no fueron súper severos ni causaron daños permanentes a la salud”.
Vale aclarar que la entrevista fue realizada en julio de 2020, cuando el desarrollo de la vacuna todavía se encontraba en sus fases de prueba. La FDA recién autorizó el uso de emergencia de la vacuna de Moderna el 18 de diciembre de 2020.
En ese documento, la FDA sostiene, en línea con lo que explica Gates, que “los efectos secundarios notificados con más frecuencia, que por lo general duraron varios días, fueron dolor en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, dolor en las articulaciones, inflamación de los ganglios linfáticos en el mismo brazo que la inyección, náuseas y vómitos y fiebre”.
Y agrega: “Es de destacar que más personas experimentaron estos efectos secundarios después de la segunda dosis que después de la primera, por lo que es importante que los proveedores de vacunación y los receptores esperen que puede haber algunos efectos secundarios después de cualquiera de las dosis, pero aún más después de la segunda dosis”.
Como explicó Chequeado en esta nota, en su sitio web, la FDA explica que la autorización de uso de emergencia (EUA, por su siglas en inglés) permite “el uso de productos médicos no aprobados (o usos no aprobados de productos médicos aprobados) para diagnosticar, tratar o prevenir enfermedades graves o potencialmente mortales causadas por agentes amenazantes en respuesta a una declaración de emergencia de salud pública para la cual no existen alternativas adecuadas, aprobadas y disponibles”.
Para emitir una EUA, la FDA debe determinar, entre otras cosas, que los beneficios conocidos y potenciales de un producto superan sus riesgos conocidos y potenciales. “Al examinar las solicitudes de EUA, la agencia evalúa pronta y cuidadosamente la totalidad de las pruebas científicas disponibles respecto a la seguridad y eficacia del producto”, detalló Stephen Hahn, comisionado de la FDA en un comunicado de prensa referido al compromiso de transparencia para evaluar las vacunas contra el coronavirus.
Es importante destacar que la Agencia Europea de Medicamentos también evaluó exhaustivamente los datos sobre la calidad, seguridad y eficacia de la vacuna de Moderna contra la COVID-19 y autorizó su uso en toda la Unión Europea.
La confianza en la FDA
En un tramo del video, mientras Gates destaca la rigurosidad del análisis de las vacunas por parte de la FDA, una imagen insertada posteriormente -que no salió publicada durante la transmisión en vivo en TV- muestra un artículo de opinión publicado en un blog del Centro de Ética Edmond J. Safra de la Universidad de Harvard titulado: “Medicamentos de riesgo: por qué no se puede confiar en la FDA”. Sin embargo, este artículo no refiere a las vacunas de COVID-19 ni de otras enfermedades.
El artículo corresponde a una publicación del año 2013 de la Revista de Derecho, Medicina y Ética en la que se “presenta evidencia de que alrededor del 90% de todos los medicamentos nuevos aprobados por la FDA durante los últimos 30 años son poco o nada más efectivos para los pacientes que los medicamentos existentes”.
El informe agrega que todos estos medicamentos “pueden ser mejores que las medidas indirectas o los placebos, pero la mayoría no son mejores para los pacientes que los medicamentos aprobados anteriormente”. Pero en ningún momento el artículo habla de las vacunas ni del COVID-19.
Los autores del video
El video editado cuenta con la referencia de la organización “Ciencia y Salud Natural”. En su página web se pueden encontrar algunos referentes que a lo largo de la pandemia fueron los encargados de difundir información falsa sobre el nuevo coronavirus.
Por ejemplo, el primero que se destaca es Robert F Kennedy Jr., abogado ambientalista, militante del movimiento antivacuna y sobrino del ex presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy. También se encuentra la argentina Roxana Bruno, quien se presenta como “licenciada en bioquímica y doctora en Inmunología”; integrante de la organización “Epidemiólogos Argentinos”, que se opone a las medidas de prevención contra el coronavirus dispuestas por el Gobierno nacional y a la que Chequeado ya verificó ante varias declaraciones desinformantes.
A pesar de eso, en su presentación destacan: “En primer término queremos aclarar que no somos ‘antivacunas’ sino que entendemos que las vacunas deben ser seguras y debe haber consentimiento informado. Somos un grupo de profesionales, médicos, biólogos, madres y padres preocupados ante la sanción y promulgación de la ley 27.491 – de SALUD PÚBLICA de Control de Enfermedades Prevenibles por Vacunación”. La ley 27.491 tiene por objeto regular la implementación de una política pública de control de las enfermedades prevenibles por vacunación.