Circula en Facebook un video de la médica argentina Chinda Brandolino, quien asegura que las vacunas contra el coronavirus contienen una “solución metálica” que magnetiza la zona en la que se recibe la inyección. También señala que las vacunas modifican el genoma humano. Sin embargo, ambas afirmaciones son falsas.
La desinformación -que fue compartida en Facebook– cita el informe de la “Junta Argentina de Revisión Científica” (JARC) como un documento científico de referencia sobre las vacunas.
Sin embargo, la JARC -de la que Brandolino forma parte- se trata de una entidad que no figura en el Registro Nacional de Sociedades y cuya presencia online se reduce a cuentas en redes sociales con poca actividad. Además, el informe de la JARC no ha sido sometido a revisión por pares ni a ningún otro procedimiento estándar para evaluar la calidad e idoneidad de una publicación científica.
En esta nota te explicamos por qué las afirmaciones de Brandolino en el video viral son falsas.
“Las vacunas contienen una solución metálica”. FALSO
Las vacunas contra el nuevo coronavirus no poseen metales magnéticos o bien una cantidad de material suficiente para hacer lo que se indica en los videos.
Así lo demuestra la composición de las vacunas de AstraZeneca, Sputnik V, Sinopharm y Pfizer -aunque esta última no está disponible en el país-, de las aprobadas en la Argentina, y de Moderna y Johnson & Johnson, aprobadas en otros países.
En algunos casos sí tienen componentes como el hidróxido de aluminio en forma de gel -como en el caso de AstraZeneca-, pero esta sustancia se usa desde hace décadas en las vacunas y es completamente inocua, explicó a Chequeado Eloísa Arana, doctora en Bioquímica y Biología Molecular del Conicet.
“Esos adyuvantes [N. de la R.: sustancias que se añaden a una vacuna para potenciar o dirigir la respuesta inmunológica] contienen a esos metales en formas químicas completamente inocuas y en una cantidad insignificante comparado con lo que tiene el atún de lata, por ejemplo. Está completamente probado que no tiene ninguna consecuencia y se usan desde hace décadas en las vacunas que les damos a los bebés”, agregó la especialista.
En la misma línea, el físico Jordi Sort, quien lidera el Grupo de Materiales Inteligentes de Nanoingeniería, Nanomecánica y Nanomagnetismo de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), en España, aclaró a Newtral -un sitio de fact-checking español que forma parte de la red International Fact-Checking Network (IFCN), de la que también es parte Chequeado- que, para crear el efecto que se observa en los videos, “se necesitaría un implante debajo de la piel con una cantidad suficiente de material ‘magnético’ para que atrajera un imán”. Y las vacunas no llevan tal implante.
Como explicó Chequeado en esta nota, es mucho más probable, por lo tanto, que los videos que circulan reflejen la adhesión del imán a la piel, en parte gracias a la humedad en la superficie de la piel y al hecho de que el imán es pequeño y liviano. Este efecto es similar a cómo se puede “pegar” una moneda en la frente o equilibrar una cuchara en la nariz.
“Las vacunas de ARN mensajero contra el coronavirus modifican el genoma humano”. FALSO
“Su hijo va a tener esa modificación; no sabemos si es que va a ser un psicópata, va a tener orejas largas, va a ser depresivo. No sabemos cuál es la modificación que han hecho porque no sabemos la secuencia del genoma humano donde va a accionar ese ARN mensajero que se inocula marcado”, señala Brandolino.
Las vacunas de ARN mensajero son aquellas que usan parte del material genético del virus. “En él iría la receta molecular para que nuestras propias células fabriquen la proteína viral -en este caso, la que forma los picos de la corona del virus- que el sistema inmune pueda reconocer”, explica el sitio especializado Salud con Lupa. El objetivo es lograr que nuestro cuerpo fabrique dicha proteína.
Como explicó Chequeado en esta nota, “el proceso de traducción del código genético en una proteína se lleva a cabo en el citoplasma, no en el núcleo de la célula. El ARN mensajero no puede ‘meterse’ en nuestro ADN”.
Por último, la médica infectóloga de la Universidad de Chile Jeannette Danbach Peña dijo a la AFP Factual que es “absolutamente falso” que estas vacunas modifiquen nuestros genes: “No manipulan el ADN humano; no podrían hacerlo. Solo están diseñadas para que expresen determinadas proteínas y nuestro organismo logre identificarlas y producir las defensas necesarias. Por lo demás, esto es lo que naturalmente hace un virus, y no manipula nuestros genes: expresa proteínas”.