Por Emiliano Rodríguez Mega, Salud con Lupa

La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que el SARS-CoV-2 también se transmite mediante los aerosoles, unas gotas diminutas que se quedan en el aire luego de que una persona contagiada tose o estornuda. Sin embargo, el riesgo de transmisión aérea se presenta sobre todo en espacios interiores, cerrados y sin ventilación.
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En espacios cerrados como un ascensor o una oficina sin ventilación, los aerosoles pueden esparcirse lentamente por todo el ambiente y permanecer suspendidos durante horas.

Desde que los primeros reportes de un nuevo coronavirus salieron de China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha repetido una y otra vez que la principal manera de contagiarse es a través del contacto cercano. Si alguien infectado tose, habla o estornuda a menos de dos metros de ti, lo más probable es que en algunos días te sumes a las estadísticas de gente con COVID-19.

Durante estos meses, también, la OMS ha rechazado la posibilidad de que el virus se transmita mediante unas minúsculas gotas llamadas aerosoles —con algunas excepciones, como en ciertas situaciones hospitalarias. Y con buena razón. La evidencia científica al respecto no era la más sólida. Pero algo ha cambiado en los últimos días. Cientos de investigadores de distintos países han advertido que reconocer que el SARS-CoV-2 puede transmitirse de forma aérea, mediante los aerosoles que una persona contagiada expulsa al toser o estornudar y que permanecen por algunas horas en el aire, es un asunto urgente.

La semana pasada, la OMS cambió sus lineamientos para admitir este hecho. “No se puede descartar la transmisión de aerosoles de corta distancia, especialmente en lugares interiores específicos, como espacios abarrotados y ventilados inadecuadamente durante un período prolongado de tiempo con personas infectadas,” dice ahora la organización.

¿Qué significa que un virus se transmita de forma aérea?

Significa que puede ser transportado por gotas muy pequeñas, llamadas aerosoles, y sobrevivir sin problema en el aire durante cierto tiempo. Hay algunos virus que, sabemos con certeza, son aéreos. Ejemplos de ello son los de la varicela o la tuberculosis. También el del sarampión, que puede permanecer activo e infeccioso en el aire durante dos horas y que es terriblemente efectivo en contagiar a quienes no son inmunes a él.

Hay otros virus que no son aéreos, claro. Como el virus del dengue, que necesita de un mosquito para llegar a sus víctimas, o el VIH, que es demasiado frágil como para sobrevivir fuera del cuerpo humano.

¿Cuál es la diferencia entre gotas respiratorias y aerosoles?

Cuando comenzó la pandemia del COVID-19, la OMS dijo que el nuevo coronavirus se esparcía a través de gotas grandes, llamadas respiratorias, que la gente exhala cuando habla, canta, ríe, tose o estornuda. Estas gotas son pesadas y casi de inmediato caen al suelo (o a otras superficies) por simple gravedad, como las gotas de lluvia. Por eso, tomar una distancia adecuada de los demás –de al menos dos metros– fue una recomendación inicial.

Pero si el SARS-CoV-2 es aéreo, entonces eso significa que también puede viajar en aerosoles, gotas muy pequeñas que se quedan flotando en las corrientes de aire durante más tiempo, como las partículas de polvo. En una habitación sin ventilación, “estas partículas pueden ir lentamente esparciéndose por toda la sala, y pueden estar ahí horas”, dice Jordi Sunyer, investigador en el Instituto de Salud Global en Barcelona y profesor de la Universidad Pompeu Fabra.

Un estudio de marzo sugiere que el coronavirus podría mantenerse viable en el aire hasta tres horas en forma de aerosol.

Eso preocupa a científicos como Sunyer. Principalmente porque implica que, aunque estés a varios metros de una persona infectada, el virus igual podría llegar a ti si ambos se encuentran en un ambiente cerrado. El contagio podría incluso ocurrir si el portador ya no está en la misma habitación que tú, pero tosió antes de irse.

¿Por qué la OMS reconoció la transmisión aérea?

El cambio viene después de que 239 científicos firmaran una carta publicada en la revista Clinical Infectious Diseases el pasado 6 de julio. En ella, reúnen una serie de estudios que demuestran, “más allá de cualquier duda razonable”, que el SARS-CoV-2 puede permanecer en el aire y representar un riesgo aún a distancias mayores de uno o dos metros. “Este asunto es de gran importancia ahora, cuando los países están reabriendo, lo cual devuelve a las personas a los lugares de trabajo y a los estudiantes a las escuelas, colegios y universidades,” escriben los autores.

Un día después, durante una conferencia de prensa, representantes de la OMS reconocieron haber discutido la posibilidad de la transmisión aérea del nuevo coronavirus y anunciaron la creación de un grupo de trabajo con epidemiólogos, médicos, ingenieros, matemáticos y otros especialistas para consolidar un consenso al respecto.

“Cada vez hay más evidencias en este sentido,” dice Sunyer, uno de los firmantes de la carta que imploraba a la OMS reconocer la posibilidad de que el coronavirus también se transporta por el aire. Pero existen varias preguntas sin responder aún. “Si esto es un [modo de] contagio alternativo y minoritario o si tiene un papel importante, todavía no lo sabemos”.

¿Qué tipo de pruebas tenemos de que el SARS-CoV-2 viaje en el aire?

Varios estudios han analizado casos específicos de contagios alrededor del mundo, con personas encerradas en un espacio confinado, y han llegado a la misma conclusión: la transmisión aérea es la manera más coherente de explicar esas infecciones.

Estos casos incluyen el de un paciente con COVID-19 que fue a una práctica de coro en el estado de Washington, Estados Unidos. Después de cantar durante más de dos horas junto al coro de 61 personas, 32 de sus compañeros fueron diagnosticados con COVID-19 y dos de ellos murieron. Otro análisis en la provincia de Zhejiang, China, descubrió que un brote en un templo budista comenzó en un autobús que llevaba a una persona infectada. De los 67 pasajeros a bordo, 24 se contagiaron. Lejos de ahí, en Guangzhou, investigadores chinos usaron las grabaciones de cámaras de vigilancia para saber cómo se habían contagiado distintos comensales de un restaurante durante el Año Nuevo Chino. No detectaron que las personas infectadas se hayan acercado entre sí. En Corea del Sur, en un lapso de veinticuatro días, ciento doce personas adquirieron SARS-CoV-2 después de tomar clases de baile en espacios confinados.

Este tipo de estudios no permite saber si la transmisión aérea es más o menos importante que la transmisión por gotas respiratorias. Pero deja claro que todavía no hemos aprendido todo lo que hay que saber sobre el nuevo coronavirus.

¿Qué cambios debo hacer en mi vida?

No muchos más de los que seguramente ya has tomado. Las medidas recomendadas son relativamente sencillas: ventila espacios confinados (por ejemplo, abre las puertas y ventanas de oficinas, escuelas, hospitales y asilos), asegúrate de que los sistemas de ventilación artificial filtren bien el aire y evita aglomeraciones de personas (sobre todo en el transporte público y en edificios concurridos).

“Al virus, lo que le gusta para contagiar y para sobrevivir es el contacto, las multitudes y los espacios cerrados,” resume Sunyer.

Se trata de tomar conciencia. Si sabes que estarás en una habitación durante mucho tiempo con otras personas, abre las ventanas. En espacios abiertos, donde el riesgo de contagio es menor porque las corrientes de aire disipan rápidamente las partículas que transportan a los gérmenes, aún deberías de seguir tomando distancia de la gente.

Y en ambos casos, usa cubrebocas, recomienda Sunyer. Son el único instrumento que funciona como una barrera a los aerosoles, protegiéndote a ti y a otros. Y no relajes otras medidas, como el lavado de manos. “El virus nos está exigiendo que pensemos como colectivo, como grupo, como sociedad. No sólo como individuos”, dice Sunyer.