Por Animal Político

El dióxido de cloro es una sustancia para desinfectar superficies, no es un medicamento, tomarlo es peligroso y tiene muchos efectos secundarios.

Nota del editor: Está nota se publicó originalmente el 18 de marzo de 2020, pero se actualizó  el 5 de agosto de 2020.

Con publicaciones de Facebook, Twitter, mensajes o audios de WhatsApp, están “recomendando” consumir MMS o clorito de sodio activado para “matar” al coronavirus. Pero esto no solo es falso, también es muy peligroso.

El argumento principal de esta desinformación es que el “MMS (clorito de sodio activado con un ácido de calidad alimentaria que luego produce dióxido de cloro) mata la mayoría de las enfermedades de la humanidad”.

Y a pesar que no hay pruebas que sustenten lo dicho afirma: “Tengo razones para creer que el MMS puede ser muy efectivo tanto para prevenir como para erradicar el coronavirus”. Por esa razón da instrucciones de cómo consumir esta sustancia “si se tiene coronavirus”.

“Hay mucha evidencia anecdótica que dice que MMS ha demostrado ser muy efectivo para erradicar virus como el Ébola, la gripe porcina, la tuberculosis y otras enfermedades respiratorias”, dice la publicación viral. Sin embargo, hay mucha evidencia científica que demuestra lo contrario.

 

El MMS es peligroso

El MMS es también conocido como “suplemento mineral milagroso”. Es dióxido de cloro, una solución al 28% de clorito de sodio en agua destilada. Se vende en pequeños goteros como producto milagro que cura desde gripe, hasta cáncer. Pero este producto perjudica la salud.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios advirtieron desde 2010 que beber cualquiera de estos productos de dióxido de cloro puede causar náuseas, vómitos, diarrea y deshidratación grave.

De acuerdo con la FDA tomar MMS es igual que beber cloro. “El clorito de sodio se vende junto con un “activador” de ácido cítrico. Al agregarse el ácido, la mezcla se convierte en dióxido de cloro, un poderoso agente blanqueador”, señala.

Y agrega que tanto el clorito de sodio como el dióxido de cloro son los ingredientes activos de ciertos desinfectantes, además de tener otros usos industriales. No están hechos para que los ingieran las personas.

De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas,  “si usted se expone a cantidades muy altas de dióxido de cloro o clorito, podría sufrir falta del aliento y otros problemas respiratorios debido al daño que causan estas sustancias a la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a través del cuerpo.”

Para la doctora Guadalupe Soto, epidemióloga de la Facultad de Medicina de la UNAM, “en realidad no existen soluciones milagrosas. Es un elemento que no deberían usar las personas. Puede ser dañino para el ser humano y no tenemos ni siquiera evidencia ni de seguridad ni de efectividad para utilizarlo mucho menos para el coronavirus”.

De hecho, hay casos médicos documentados sobre las consecuencias negativas de su ingesta. Según una publicación de M. Zhao y Y. Wang sobre el daño causado al organismo por consumo de dióxido de cloro: “Esta sustancia se ha vinculado a riesgo de hemólisis, sobre todo en población con déficit enzimáticos como el de glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. También daño miocárdico y genotóxico“.

Ni en Bolivia ni en otro país está aprobada la ingesta de dióxido de cloro como medicamento

Con el contexto de la pandemia, las comunidades y grupos que promueven el uso del dióxido de cloro han buscado fortalecer sus argumentos y convencer a más personas. Uno de los discursos falsos que se reproducen es que en Bolivia ya se aprobó el uso del dióxido de cloro. Tal y como te contamos en esta otra verificación, eso es falso.

De hecho, el 27 de junio la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud (AGEMED), que depende del Ministerio de Salud de Bolivia, advirtió sobre los riesgos que implica el uso del Dióxido de Cloro como tratamiento contra el coronavirus COVID-19.

“El Clorito de Sodio o Dióxido de Cloro, producto denominado como ‘Solución Mineral Milagrosa’, no corresponde a un medicamento y no cuenta con registro sanitario otorgado por AGEMED que respalde su seguridad, calidad y eficacia para sanar el COVID-19”, señaló.

El AGEMED también advirtió que usar clorito de sodio “pone en grave riesgo la salud de la población que lo consume o pretende hacerlo”.

Al día siguiente, el Ministerio de Salud de Bolivia difundió un comunicado para alertar sobre los efectos secundarios de esta sustancia. Aclaró que NO es un medicamento reconocido por ninguna agencia sanitaria a nivel internacional.

En Estados Unidos, la FDA también reiteró que la venta de estos productos de dióxido de cloro “puede poner en peligro la salud de una persona y retrasar el tratamiento médico apropiado”.Las autoridades sanitarias en Chile, también señalaron que “MMS no corresponde a un medicamento y no cuenta con la autorización sanitaria de este Instituto”.

En 2016, Argentina advirtió sobre los riesgos de usar esta sustancia.  Desde 2010 España también alertó a su población sobre lo peligroso que puede ser consumir dióxido de cloro. EcuadorColombiaPerú y Paraguay son otros de los países que han desaconsejado su ingesta.

En México, el 23 de julio la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) señaló que “no cuenta con evidencia científica que determine el uso de dicho producto para el tratamiento de ninguna enfermedad”.

La Cofepris dijo que “no ha autorizado registros sanitarios de medicamentos que contengan en su formulación las sustancias Dióxido de Cloro, Clorito de Sodio o sus derivados”.

Un día antes, el Subsecretario de Salud Hugo López-Gatell dijo que: “No existe evidencia científica, repito, no existe evidencia científica ni en México ni en el mundo que muestre que el dióxido de cloro es un producto eficaz, y tampoco necesariamente seguro para el control, prevención o tratamiento de COVID-19”.

¿Entonces para qué se usa?

De acuerdo con un resumen de evidencias científicas reunido por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), el dióxido de cloro es un químico que se usa como desinfectante, para limpieza personal y antimicrobiano.

En entornos de salud se usa para esterilización de superficies y equipos. Pero ninguna instancia de salud lo reconoce como medicamento o como sustancia para consumo humano.

Carlos Antonio Rius, Académico Facultad Química UNAM nos explicó que “se ha usado como un desinfectante, también se ha usado como blanqueador para telas y para papel”. Dijo también que “es muy bueno para desinfectar corrientes de agua, se ha utilizado para desinfectar la piscicultura”.

De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA), El dióxido de cloro es un desinfectante. Cuando se agrega al agua potable permite destruir las bacterias, los virus y algunos tipos de parásitos que pueden causar enfermedades. Pero la concentración máxima de dióxido de cloro en el agua potable no debe ser mayor de 0.8 partes por millón (ppm).

¿Se usa para transfusiones de sangre?

Hay quien señala que el dióxido de cloro se usa para eliminar patógenos y microbios de la sangre que está contaminada antes de una transfusión sanguínea. Este argumento se utiliza para señalar la supuesta seguridad del uso del dióxido de cloro.

Pero de acuerdo con la Federación Española de Autismo: “En los Servicios de Transfusión de los hospitales  antes de transfundir cualquiera de los componentes sanguíneos, no se lleva a cabo ningún proceso de eliminación de patógenos ni semejante”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que toda la sangre donada sea analizada para la detección de infecciones antes de su uso. También señala que la sangre puede se puede almacenar y transfundir a pacientes sin someterla a ninguna modificación. Pero “también se puede utilizar la sangre de manera más eficaz si se separa en sus componentes, tales como los concentrados de eritrocitos o de plaquetas, el plasma y el crioprecipitado”. En ningún caso, describe algo parecido a la “desinfección o eliminación” de patógenos.

KidsHealth.org  explica que “toda la sangre donada se analiza para detectar diversos virus, incluyendo el VIH (el virus que provoca el SIDA), los virus de la hepatitis B y C, la sífilis y el virus del Nilo Occidental. Si se detecta cualquiera de estos virus en una sangre donada, esta se destruye”.

En la “NORMA Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012, Para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos”, tampoco aparece nada sobre el uso de dióxido de cloro.

Es importante señalar, que sí existen esfuerzos científicos  que se enfocaron en buscar una manera de asegurar la inocuidad de la sangre. Este tipo de investigaciones busca “inactivar los patógenos en los productos sanguíneos”, considerando enfermedades que se transmiten por la sangre.

Sin embargo, y aunque sí hubo quien patentó el uso de dióxido de cloro como un método para desinfectar la sangre antes de realizar una transfusión, su aplicación no se manifiesta en los protocolos actuales de transfusión internacionales.

¿Quién lo promueve?

Los verificadores de Chequeado señalaron en su verificación que “el dióxido de cloro o CDS es un derivado del clorito de sodio, que desde la década del 90 es promocionado con fines comerciales como una solución mineral milagrosa”.

La voz principal de las publicaciones que promueven el consumo de MMS y Dióxido de cloro es Andreas Kalcker, quien se presenta como “científico, investigador y escritor”. Pero su efectividad está tan poco probada que en 2019, Amazon retiró de su catálogo libros de su autoría por promover el consumo de esta sustancia peligrosa como “cura” para el autismo y otras enfermedades, según informó NBC News.

En 2012, Kalcker fue arrestado en Ibiza por el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga por vender dióxido de cloro, producto que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios ordenó retirar del mercado en 2010.

Una de las principales razones por las que asegura se prohíbe su consumo, es porque “no es negocio para las farmacéuticas”. Pero en realidad, la promoción del dióxido de cloro se trata de todo un negocio en donde las ganancias para quien lo comercializa son muy altas. Carlos Antonio Rius, explicó que “ el costo de manufactura de una dosis es de menos de un peso, y si lo están vendiendo en 500 pesos, es una ganancia bestial”.

La OMS dice que todavía no hay cura para el COVID-19

Hasta el 5 de agosto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que “algunos remedios occidentales, tradicionales o caseros pueden proporcionar confort y aliviar los síntomas de COVID-19, pero no hay pruebas de que los medicamentos actuales pueden prevenir o curar la enfermedad.

La OMS reitera que “no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la COVID-2019”. También señala que se están investigando posibles vacunas y distintos tratamientos farmacológicos específicos.

Ante los cuestionamientos de la supuesta efectividad del dióxido de cloro para tratar la COVID-19, el 16 de julio la Organización Panamericana de la Salud (OPS) desaconsejo su uso. Señaló que “no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”.

Aunque es cierto que hay personas que dicen sentirse “mejor” luego de consumirlo, lo cierto es que eso se puede explicar por el efecto placebo:

“La circunstancia de administrar esto es porque hay un porcentaje de personas que por el simple hecho de pensar que están recibiendo algún medicamento, se sienten bien. Ese es el efecto placebo”, según nos explicó el doctor Omar Francisco Carrasco Ortega, jefe del Departamento de Farmacología, Facultad de Medicina, UNAM.