Circula en Facebook y en WhatsApp una cadena, cuyo texto se le adjudica a Robert F. Kennedy Jr., en la que se asegura que la vacuna de ARNm contra la COVID-19 podría producir un “daño genético irreversible”. Sin embargo, esto es falso.
En primer lugar, no hay registros ni en medios de comunicación ni en redes sociales de que Robert F Kennedy Jr. -abogado ambientalista, militante del movimiento antivacuna y sobrino del ex presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy- haya hecho tales declaraciones. El sitio de fact-checking mexicano Animal Político realizó un relevamiento en el que no se encontraron evidencias de que el texto atribuído sea efectivamente de él.
Por otra parte, la cadena desinformante indica que la vacuna podría provocar “defectos genéticos como el síndrome de Down, el síndrome de Klinefelter, el síndrome de Turner, la enfermedad cardíaca genética, hemofilia, fibrosis quística y el síndrome de Rett”.
Sin embargo, tal como explicó Chequeado en esta nota, distintos proyectos de vacunas para la COVID-19 incluyen una nueva tecnología, que no fue usada en el desarrollo de vacunas para otras enfermedades, y son las vacunas de ARN mensajero (ARNm), en las que se usa parte del material genético del virus. “En él iría la receta molecular para que nuestras propias células fabriquen la proteína viral -en este caso, la que forma los picos de la corona del virus- que el sistema inmune pueda reconocer”, explica el sitio especializado Salud con Lupa.
Además, tampoco es cierto que las vacunas generan problemas en el ADN humano. Mark Lynas, profesor visitante del grupo de la Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, explicó a la agencia Reuters que ninguna vacuna puede modificar genéticamente el ADN humano.
“Eso no es más que un mito, que a menudo se propaga intencionadamente por los activistas contra la vacunación para generar confusión y desconfianza”, dijo Lynas.
El académico explicó que “la modificación genética implicaría la inserción deliberada de ADN ajeno en el núcleo de una célula humana, y las vacunas sencillamente no hacen eso” sino que, en el caso puntual de las vacunas de ADN, este “no se integra en el núcleo de la célula”, por lo que no se trata de una modificación genética.
Finalmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende la seguridad de este tipo de vacunas y explica que, “recientemente, se ha desarrollado un enfoque radicalmente nuevo para la vacunación”, que implica la introducción directa en tejidos apropiados de un plásmido que contiene la secuencia de ADN que codifica el (los) antígeno(s) contra el que se busca una respuesta inmune, y se basa en la producción in situ del antígeno diana”.
Este chequeo es parte de la iniciativa Third Party Fact-checker de Facebook en la Argentina. En los casos de fotos y videos trabajamos con imágenes trucadas o sacadas de contexto y siempre analizamos en conjunto las imágenes junto con el texto con el que fueron presentadas.